Cada minuto que pasa es una oportunidad de seguir cambiando.
Si existieran todo tipo de sábanas, créeme que compraría tus abrazos. No sé cómo, ni con qué los cosería, pero de cualquier forma los uniría haciendo de ellos una enorme sabana, que en los días de primavera me recordara lo cálido que era abrazarte y lo mucho que calaba tu aroma atrapada en tus brazos.